lunes, 9 de febrero de 2009

Espejos Reflejados

Los espejos no son sólidos,

somos nosotros mismos

que queremos pasar al otro lado

al mismo tiempo.

Román A. Llanos C.

Un espejo.

Frente a el, un ser en un cuarto.

Tras de el, un ser en un cuarto.

Un ser. Frente a el, un espejo, y otro él.

De este lado del espejo, el ser es envidioso, avaro, y de poca alma.

Del otro lado, ocurre lo contrario.

Al tratar de cruzar el espejo, los dos seres, al mismo tiempo, se chocan entre si.

El de este lado del espejo, lo mira con desprecio.

El de allá, lo mira con respeto.

El de allá, se hace a un lado y le deja pasar.

El de acá, se hace a un lado para mostrar desconfianza.

En un momento dado, el universo da un cambio.

El de acá demuestra lo contrario.

El de allá demuestra lo contrario.

El de acá se da cuenta de su actitud.

El de allá se da cuenta de la actitud del ser fronterizo.

El de acá lanza una mirada para pedir perdón.

El de allá lo mira con lástima.

Tratan de pasar.

Los dos.

En vano.

A un unísono casi invisible, se dan cuenta, de que son iguales.

Que entre ellos no hay diferencia.

Pero…

Se sienten confundidos.

Se sienten decepcionados.

Se sienten iguales, pero muy diferentes.

Se sienten raros por dentro.

Después de todo, nunca más, volverán a pasar por allí.

Por ese camino.

Por ese portal.

En el que se encontraron.

En el que se miraron.

En el que se dieron cuenta de sus actitudes y diferencias.

El espejo era demasiado frágil para cruzarlo.

Pero lo suficientemente fuerte para cambiar a ambos.

Gral. Alej

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